Desde que González anunció su pasión por los bonsáis, proliferaron como setas aquellos que te regalaban uno por tu cumpleaños: “Si es guay, tío. Es lo que se lleva. Es chic” Sí sí, desde que me lo regalaron no he parado de cuidarlo.
Yo creía que un bonsái era una simple planta … NOOOO. No es una planta cualquiera. No sólo es una planta en miniatura, es un ARTE. Un verdadero arte en el que se controla el crecimiento del follaje y de las ramas de un árbol mediante una serie de técnicas. Técnicas milenarias nacidas en la antigua China. Técnicas en las que me instruí para aplicarlas con precisión, paciencia y armonía. Porque en sí, este arte, consiste en eso: lograr el crecimiento armónico de un árbol en miniatura.
Pues dispuesto a mantener el dichoso bonsái me hice socio de la biblioteca de mi barrio, me compré libros y me hice amigo del dependiente de la floristería de la esquina, todo ello para adquirir conocimiento sobre el arte del cultivo del bonsái.
Mi bonsái, EL bonsái. Lo regaba con frecuencia. Lo pulverizaba. En verano evitaba que el sol le diera directamente y en invierno lo acercaba a la ventana para que no le faltara luz. Lo trasplanté a un macetero más apropiado. Me hice con el mejor abono (especial para bonsáis por supuesto). Observaba celosamente sus hojas, a veces con lupa incluso, por el haz y por el revés, en busca de araña roja o amarilla, cochinillas blancas o de algodón, simple purgón o cochinillas diaspinas. A la menor presencia de algodón, bolsas marrones, puntos rojos u hojas amarillas, lo vaporizaba con insecticidas naturales, le rascaba las zonas afectadas con alcoholes especiales o le aplicaba insecticidas fosfatos.
También me aconsejaron que le aplicara una poda bimensual, sutil, ligera. Para este menester no vale cualquier tijera; me hice con unas especiales para bonsáis. Son más cortas y estrechas que las de jardinería para llegar a los rincones más pequeños.
En fin, que os hacéis una idea de los cuidados que le dediqué al bonsái. MI BONSAI. La verdad es que no crecía mucho… tampoco enfermaba…Y en 7 años que estuvo conmigo esto era asombroso! ¿sería por mis cuidados? Eso creía yo… cierto día le pregunté a un amigo si creía que lo estaba cuidando bien… estaba realmente preocupado por mi bonsái…. Aún no salgo de mi asombro cuando me dijo… “hombre sí, lo jodido es que se hubiera secado…. Es de plástico”.
Este cuento va para ti, colega, un gran tío, un crack. Mis respetos y mi admiración, por tu paciencia, por tu saber estar, por encajar las bromas y por aguantar a esa panda de borrach@s (también estupend@s), y lo mejor de todo, por inventarte esta historia, eso sí, este año en la Peña, entre el ventilador y la colección de copas, ponemos el BONSAI.
YA APARECIÓ LA LISTA DE LA CLASE, LA QUE TODO LO SABE, LA QUE NUNCA SE EQUIVOCA , EN DEFINITIVA LA PAYASA DE TURNO , LA GRACIOSA DE LA PEÑA . ESA ES RUTH .UN BESO GUAPA DE TU CUÑAO EL CHORRA. ME ALEGRO MUCHO QUE HAYAS PROSPERADO TANTO EN EL TERRENO DE LA JARDINERÍA .EL SIGUIENTE PASO ES ESPECIALIZARTE EN EL TERRENO DE LOS CALABACINES Y DE LOS NABOS. UN BESO GUAPA.
ResponderEliminar